jueves, 15 de diciembre de 2011

Lo biográfico en John Cheever. Comentario de Carmen Peces en la tertulia sobre El Nadador.

Me parece que la maestría en la forma de narrar de Cheever es que todos sus cuentos se prestan a una gran cantidad de lecturas, y este en particular. Al hilo de lo que se preguntaba Silvia al comienzo de la tertulia, sobre cuándo lo había escrito, hay que decir que Cheever lo publica en el New Yorker en el año 1964. Y es curioso, pese a que tenía cierta facilidad para escribir sus cuentos, sobre éste comentaba que le llevó mucho tiempo. Tanto tiempo para quince páginas. O sea, un cuento que, de alguna manera, tenía mucho de él, como pasa siempre. En otros de sus cuentos encontramos la cuestión del alcoholismo. En este surgen preguntas como las siguientes: ¿será un mendigo?, ¿será un loco? Se pueden conjeturar muchas variables. Creo que hay algo biográfico en sus cuentos. Si hacemos abstracción, la cuestión del ascenso y la caída del personaje destaca en todos.

Comparto que se trata de la locura de muchos. Porque hay una cosa interesante. Cuando se zambulle por vez primera, dice el narrador, sentía un inexplicable desprecio hacia los hombres que no se arrojaban a la piscina. Eso, en la vida cotidiana, tiene el significado del que no mira las consecuencias de sus actos. Es lanzarse sin pensar demasiado. Hay algo que tiene que ver con operaciones, con actos del sujeto que implican un riesgo sin medir las consecuencias. Alberto decía algo en relación a la ruina económica y subjetiva. Yo antepondría la ruina subjetiva que lo aboca, si nos ponemos en la realidad del cuento, aunque está lleno de símbolos y metáforas, a la ruina económica. Podemos pensar que es un tipo que pertenece a la alta sociedad si atendemos a la piscina del principio, a las copas, a los Martini. Pero se acaba arruinando, es lo que dicen los comentarios que se hacen a sus espaldas. Neddy puede ser alguien que se lanza a la piscina, en relación a esas operaciones de riesgo en la vida que todos conocemos, pero que acaban arruinándolo.

Carmen Peces

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