jueves, 15 de diciembre de 2011

Última cuestión suscitada en la tertulia sobre El nadador, de John Cheever

¿Cuál es la diferencia entre cordura y locura? Estamos dando por hecho que los que le están diciendo cómo tiene que comportarse Neddy, son los cuerdos. Y quizá no lo sean. ¿Realmente este hombre está desarrollando una locura o se la estamos haciendo ver?

Lo que se dio por sentado en la tertulia es que en Neddy hay algo de una locura generalizada. Nadie podría levantar la mano diciendo que está a salvo de la locura y nombrar al otro como loco. Todo ser puede caer en ella.

Es por ello que en el comienzo de la tertulia se cuestionaba la misma realidad, porque, efectivamente, ¿cuál es la realidad en la que uno puede asegurar que está la cordura y en otra realidad la locura. Es difícil establecerlo. Graciela Kasanetz hablaba de construir algún tipo de río navegable. De alguna forma, todos estamos compelidos a construir algo en lo que podamos estar más o menos asentados. Quizá, la sutil diferencia entre locura y cordura se pueda establecer por cierta distancia que uno pueda tomar respecto a esa ruina a la que llega el protagonista. Es lo que puede hacer decir a alguien que el piso sobre el que se sostiene es más consistente que otro, pero, a fin de cuenta, todos estamos marcados por lo mismo. Cualquier realidad no hace sino ceñir un abismo al que todos estamos expuestos. Por lo tanto, como decíamos poco más arriba, quizá la distancia que podamos establecer con ese abismo sea lo que nos permita decir, ni siquiera “Yo soy cuerdo”, sino tan sólo “yo estoy cuerdo”. Pero tampoco con la boca muy grande.

Liter-a-tulia

No hay comentarios: