martes, 16 de octubre de 2012

El informe de Brodeck. Comentario de Luis Seguí

He leído el libro como una metáfora de la historia de Europa. En lo que narra, está sintetizada la historia de las guerras europeas y de las sucesivas carnicerías humanas que se desarrollaron en el continente, metaforizadas en ese pueblo y sus alrededores. Y llevado a un extremo, podríamos pensar en la historia de Europa en su conjunto, porque ahí está la crueldad, el rechazo al Otro –el personaje que asesinan es el Otro, el extraño—, que también tiene su propia historia horrorosa, su propia cruz encima. Pero eso no importa para los habitantes del pueblo porque, parece que a quien están matando es a sí mismo. Estarían mirando un espejo que no quieren ver, el de la crueldad, el del horror, el del salvajismo, que es la historia de las guerras europeas.



Hay una serie de claves en el libro que nos evocan lo que ocurrió en Alemania y Austria en la época anterior a la Segunda Guerra Mundial. Recuerdo ahora un comentario de Sigmund Freud en el que dice que Hitler tardó cinco años en convencer al pueblo alemán de que tenía que convertirse en una máquina de matar, en una maquinaria antisemita. En cambio, los austríacos lo consiguieron en unas pocas semanas. Eso indica que el reservorio de odio, de crueldad, de antisemitismo, que había en Austria, estaba esperando ser potenciado. La conjura de los habitantes del pueblo contra el Anderer, refleja ese salvajismo que suele ser como una explosión en un cielo sereno, en el sentido de que un pueblo pacífico, creador de cerdos, maderero, que llevaba una vida rutinaria en las tabernas, de pronto se convierte en un pueblo salvaje, en una máquina asesina donde, además, cada uno cumple su papel.



El alcalde, por supuesto, es el líder natural del pueblo por su riqueza, por el puesto que ocupa. Es el que quema el informe después de dejar trabajar al autor, dando a entender que conviene olvidar, que lo que ha escrito es completamente inútil para todos aquellos que han sido partícipes de la historia, que los pueblos prefieren olvidar. Creo que en este hecho también hay una metáfora de la historia de Europa.


Hace unos días, en alguna intervención que tuve, he hecho un comentario en el que decía que el libro refleja la convicción de que la historia es el lugar donde retorna lo reprimido. Motivo por el cual, cuando se dice que la historia nos enseña, que hemos aprendido de la historia, sin embargo, la historia se repite una y otra vez porque está la pulsión de muerte presente y los hombres no aprenden realmente de la historia. Esto es lo que refleja el libro. Me limito a pensar en lo macro sin pasar por los personajes concretos.


En relación al Anderer y al mismo Brodeck. Pienso que el primero es el Otro peligroso, porque viene de fuera, no se sabe de dónde, ni la amenaza que representa. Pero Brodeck está dentro, es el que puede ser traidor porque “es de los nuestros”. Son dos formas diferentes de riesgo, el Otro que representa al que viene de fuera, y el otro, más peligroso, que nos conoce. Es lo siniestro.
Luis Seguí

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