martes, 26 de noviembre de 2013

La existencia como condena. Comentario de Silvia Lagouarde sobre Un vasto y desierto paisaje, de Kjell Askildsen

Voy a contar una pequeña anécdota para luego hacer una reflexión sobre el cuento de Askildsen. Yo tuve una gran amistad con una mujer Noruega en Italia. Ella vivía con su marido italiano en las orillas de un lago, pues necesitaba el contacto con la naturaleza. A través de sus palabras, me empecé a hacer una idea de Noruega, de manera que este país me pareció ideal. Ella estaba horrorizada de la cultura italiana, hasta el punto de que pensaba que su hijo acabaría siendo un asesino. Me contaba que, en Noruega, los niños no tienen acceso a las armas de plástico, ni siquiera en jugueterías; que los niños andaban “sueltos” por los bosques llenos de Bambis. Hay algo de real en lo que estoy contando. Hace poco tiempo tuve la ocasión de leer un reportaje donde Noruega aparecía como el país que tiene más organizado el tema de la maternidad. Al respecto, parece que hay una diferencia con el resto del mundo.

Pasando ya a comentar el cuento de Askildsen, lo que más me impresionó de sus relatos es la sensación de un cierto tipo de condena que tiene que ver con la violencia que produce la no circulación del amor y del deseo entre los protagonistas. Por eso quería hacer el paralelo con la imagen idílica de la Noruega que dibujaba mi amiga. Los protagonistas de Un vasto y desierto paisaje no se preguntan nada, lo cual produce un gran impacto en relatos tan breves y terroríficos, donde lo único que subyace es el incesto. A partir de estas premisas, y como éste es un espacio donde se articulan literatura y psicoanálisis, pienso en la angustia que produce en el lector la lectura de estos textos. La cuestión es que no hay posibilidad de cambio para ninguno de los protagonistas. Esa sería la existencia como condena y, como digo, la condena del desamor y la falta del deseo.

Y para finalizar, quiero hablar sobre el concepto de libertad que expresó Santiago Gerchunoff en su intervención. Para mí es una concepción errónea pensar que ser libre implica la no presencia del otro. Por el contrario, libre es aquél que puede soportar la diferencia con el otro. Personajes como los del relato de Askildsen, no entienden nada acerca del concepto de libertad. 

Silvia Lagouarde

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