lunes, 3 de marzo de 2014

Seda, de Alessandro Baricco. Comentario de Carlos

Lo primero que me llamó la atención, ya en las primeras páginas, fue la longitud de las frases. Son frases cortas. Vargas Llosas valoraba eso en Azorín, diciendo que se puede construir un lenguaje eficaz con frases cortas. A veces, cuando la frase es muy larga, el mensaje se difumina. Pero en toda obra tiene que haber una tensión narrativa. ¿La aporta el protagonista Hervé? Yo creo que no. El protagonista no dirige ni su propia tensión emocional. La tensión narrativa la dirigente otros por él. Por ejemplo, el amigo que le condiciona el primer viaje. Hervé solo aporta monotonía. Y las etapas de su viaje son siempre las mismas para finalizar constantemente en la hora de la misa mayor. Hervé no aporta tensión ni a la obra ni a su vida.

La tensión aparece, por ejemplo, en la escena que protagoniza la mujer de los ojos cerrados. Comienza a moverse, ignora la taza del caudillo local, y bebe de la taza de Hervé, por el mismo lugar donde él había puesto sus labios. Si hubiese sido un acto fallido, sería importante, pero no es un acto fallido, sino una provocación en toda regla en un mundo de costumbres y leyes antiguas. Una provocación semejante podría haberle supuesto la muerte. ¿Quién se resiste a esa provocación femenina tan cargada de peligros?

Pero hay una doble tentación. Cuando Hervé vuelve a Francia, Madame Blanche le traduce el texto que la mujer de los ojos cerrados había escrito. El texto dice: “Si no vuelves moriré”. Otra provocación. La traductora le dice que no vuelva, que no va a morir. Pero ya está sometida a esa dialéctica. Una le dice que no vuelva, la otra le pide que vuelva, porque si no puede morir. La tensión le viene del otro.

Finalmente, cuando recibe la carta en japonés, otra vez Madame Blanche se encarga de traducirla. Es verdad que traduce palabras se le habían dictado, pero en el tono pone algo de su parte. Otra vez las mujeres llevándole a una tensión emocional. Su mujer, evidentemente, quiere que cierre ese capítulo. Pero lo significativo es que siempre está siendo manejado por los otros. 

En cuanto a lo que se ha comentado, creo que hay vinculaciones entre unas mujeres y otras. Creo también que el tema es la mujer en general. Diré que no había varias mujeres. Simbólicamente es una sola. Cuando Hervé se encuentra con el otro europeo, le habla acerca de los rasgos físicos de la mujer, y le comenta que no tenía rasgos japoneses. El otro le dice que no hay ninguna mujer occidental en Japón. Una japonesa pero con rasgos occidentales. Es decir, están entremezcladas todas las mujeres. 

Carlos

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